Hermano
Vino mi hermano, y me inundó la nostalgia.
Llegó con regalos, cosas que no tenían valor en absoluto, solo gestos parecidos a un abrazo, y algunas impresiones vagas del pasado.
Fue un sueño largo, en una noche estrecha. Un sueño que me hizo despertar para seguir soñando.
Entonces me levanto y observo el marco de la ventana; ahora comprendo todo, la luna nos mira detrás de los cerros.
Vino mi hermano y hablamos del pasado, hablamos de historias que no nos habíamos contado nunca, revelamos los secretos de la familia a la luz de un fuego que prendimos en el patio.
Al amanecer, ya borrachos y medio dormidos, nos despedimos sin darnos ni siquiera un abrazo.
Desapareció antes que pudiera decirle lo mucho que lo quería. No nos volvimos a ver, pero es como si aún estuviéramos acá, mirando esa luna amarilla apagándose tras las montañas.