Si alguna vez dejara de ser tan cursi, tan exagerado. Si alguna vez dijera las cosas por su nombre, sin eufemismos, sin rodeos estúpidos. Si pudiera mirarte fijamente, con estos ojos viejos, y dejara correr mis lágrimas como cuando nadie me ve. Si te dijera lo mucho que siento el haber quedado tan mal contigo. Si me pudieras escuchar en ese tono suave como cuando me conociste. Volver a la primera impresión. Recuperar la confianza, sobreponernos a las odiosidades que nos dijimos, dejar caer mi mano acusadora, mis quejas y mis prejuicios. Tal vez ahí, en el principio, algo que se perdió en el camino pueda devolvernos la alegría de habernos conocido, y no quedarnos con la amargura del arrepentimiento, la maldición del día en que nos cruzamos por primera vez. Sé que ya es tarde, que desempacamos nuestros proyectos y cada uno se llevó lo que pudo. Algo mío quedó entre tus cosas, y quizás algo de ti permanece en mis recuerdos. No se puede borrar la memoria así como así, cuando uno quisiera, y aunque duele, aunque me despierte cada día con ese vacío, los malos momentos igual nos pertenecen, son parte de uno y al final del camino todo cuenta, todo es parte de la misma historia.
Pero quisiera ser más concreto, más directo. Me falta mucho, pero también me sobran kilómetros de palabras de las que bien pudiera prescindir. Al final no son el objeto de mis sentimientos, las palabras son sonidos inexactos, confusos, cuando la emoción no deja espacio para la duda. Pero si la emoción es confusa, más lo serán las palabras. Tampoco espero que me escribas. Sé que eso no va a pasar. Para ti es más fácil callar. O es más sabio. Todo lo que digas puede ser usado en tu contra. El silencio está a tu favor. En el resumen de las cosas, hay tanto que desechar y tan poco que rescatar del naufragio. Pero todo ese tiempo, ese preciado tiempo que nos dimos, debe significar algo. El significado de los días, de las palabras, de los gestos invisibles. Todo y nada en un torrente de recuerdos vagos. Cuánto cabe en este cuerpo, cuántas sensaciones, cuantos cosquilleos, que más temprano que tarde desaparecerán. Entonces será el recuerdo de un sentimiento difuso, tal vez un error. No sabré nada más de ti, pero espero borrar el rencor y algún día recordar con cariño los años compartidos. Por ahora, el cajón de los recuerdos acumula más y más polvo a la ya terrosa memoria de ti.